jueves, mayo 16, 2013

Un cuento de cabeza.

Salí a la calle a fumar. No me gusta estar cerca de la gente, así que busqué un lugar aislado para disfrutar de mi humo. Me recargué en un automóvil, encendí mi cigarro, miré las jardineras frente a mí y comencé a fumar.

Mientras lo hacía, me puse a pensar en mi especie.

Los seres humanos somos anomalías. No importa dónde nos encontremos, somos algo que no debería estar. Tal vez sea por nuestro raciocinio, pero somos tan diferentes a todo lo que hay en la naturaleza que ésta simplemente nos rechaza. Y nosotros a ella.

Basta con ver a nuestro alrededor y observar nuestras cuevas artificiales, nuestras lianas eléctricas y nuestros pisos de piedra. Eso no es natural, es humano. Es un asco.

Yo seguía fumando cuando escuché un ruido extraño, como un latigazo; no le presté atención. Otras cosas ocupaban mi mente, como ese dolor punzante que súbitamente atacó mi cuello.


Traté de sobarme para calmarlo, pero una rama se estaba clavando en mi ojo. No sabía que me dolía más, si el cuello o el ojo, no supe qué ni cómo sobarme.

¿Ese es mi cuerpo? ¿En verdad? ¿Así me veo? ¡Wow! No entiendo cómo me puede encontrar atractivo esa maravilla de mujer que vive conmigo.

La punzada en mi cuello comienza a atenuarse, el dolor, junto con esa bullicio y gritos que escuchaba, se a desvanecen. Mi ojo me sigue doliendo. Quisiera parpadear, pero no puedo.

Una terrible migraña asalta mi cabeza y lo único en lo que puedo pensar es en la rama que perfora mi ojo y en ella, en esa mujer a la que me gustaría ver... 

Creo que estoy llorando, pero no entiendo bien el porqué. No sé si es el dolor en mi cabeza o porque sé que no la volveré a ver. Como sea, no puedo gritar, lo intento, pero no puedo exclamar nada.

La jaqueca comienza a ceder, ya no veo mucho, ya no recuerdo en qué ojo tengo la rama, ¿a qué salí? ¿Por qué había gente rodeándome? ¿Por qué estaban gritando? Yo sólo estoy cansado. Ya es muy tarde, pero creo que ya sé qué fue ese latigazo.

La veo por última vez, pero no es ella, es sólo lo que recuerdo de ella. Su perfección, su olor, su risa, sus pecas, todo lo que me encanta de ella.

Me cuesta más trabajo pensar. Me cuesta más trabajo sentir. Me esforzaré y pensaré en ella, quiero sentir lo que sólo ella me hace sentir. Porque hasta hoy sólo ella, me había hecho perder la cabeza.

-El Autor.



Ruvalcaba opina:
Fucking dark... 


Sin una sola majadería me malvibraste más que con tu característica letanía viejo.


Chale... Prefiero cuando nos cuentas las desventuras de Milan Vosak.

4 comentarios:

Leonardo Valdez dijo...

Hay que pensar bien que es lo que fuma uno...

Isaac Leonardo dijo...

Buena carnal, no todo es majadería, aunque; no sé con quién ahora te desquitas ahora en Twitter jajaja

Sir David von Templo dijo...

Es algo... perturbador... pero interesante... Estás madurando canijo...

Eliza dijo...

Lástima... yo no tengo pecas.

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